Riña de hermanos

«[…]Mis hermanas me enseñaron a vivir.»

Georgette Wasserstein

Salía de cuentas de mis dos embarazos el 23 de septiembre o por allí. La cuestión es que era el mismo día. Al final no fue así pero, por 6 horas no nacen el mismo día. El 6 de septiembre a las 15:25 de la tarde nacía Lucía y casi tres años más tarde, el 5 de septiembre, es decir hoy, a las 17:50 venía al mundo Mateo. Fue de 37,4 semanas el primero y 37,3 el segundo. Hasta aquí llegamos con las similitudes. Lucía fue por cesaría de emergencia y Mateo, pues, rompí aguas y ya está. En el primero estaba trabajando y me tocaba chequeo de rutina y en el segundo estaba discutiendo con mi madre sobre…ni me acuerdo…alguna tontería seguramente. Lucía fue una ratita morena morena. Tenía el pelo negro como la noche y los ojos oscuros y penetrantes. De ella me dijeron que me había salido “vigorosa” – lloró desde el primer segundo fuera de mamá. Y, a día de hoy, sigue siendo bastante teatrera y llorona. Mateo por lo contario me salió blanquito blanquito. Con pelo rubio y ojos claros. A él no lo pude oír. Quería guardar toda su energía para lo que le venía encima. A las 18 horas de nacer, me dijeron que le metían en ECMO porque había demostrado ganas de vivir, que él podía tirar adelante y le daban esa oportunidad. También vigoroso. A día de hoy sigue sin ser un niño muy llorón pero teatrero también lo es un rato.

20150810_115206 Como hermanos, tienen cosas muy en común evidentemente pero, considero que son bastante distintos. Lucía es la viva imagen de su padre, mezclada con mis mechas y mi carácter. Diría que Mateo es clavadito a mi abuelo paterno pero con la serenidad y tranquilidad de su padre. De vez en cuando le sale el ramalazo mamá – cuando se pone teatrero. Yo soy nacida en Motril, Granada, de padre andaluz por lo que lo folclórico y teatrero lo sacan de mí. La tozudez que tienen los dos diría que es una mezcla de papá y mamá – pobre el que le toque vivir con ellos en un futuro….que asuma que nunca ganará en ninguna discusión jajaja. Lucía es cariñosa, alegre, viva, espabilada, risueña y muy muy movida. Es un terremoto a la que tienes que tener entretenida. Mateo es tranquilo hasta cierto punto, posiblemente sereno más que tranquilo, porque realmente lo dejas y no para…es alegre, ríe mucho y con unas ganas de vivir tremendas. Como todos los hermanos, tienen una relación de amor-odio. Lucía empieza con lo que parece una suave caricia de amor y acaba siendo un estrujón de “te quiero matar”. Mateo se ríe…hasta que la caricia pasa a estrujón y luego llora. Típico.

Yo soy, como he comentado alguna vez, la mayor de cuatro hermanas. Ellas tres son trillizas. Entiendo, por lo tanto, lo que es ser hermana mayor y que detrás de ti venga un caso “complicado”. Los celos se acentúan; tu protagonismo se disminuye; pasas de ser la única en la casa a ser una de muchas…yo me llevo 5 años con mis hermanas y por lo tanto no ha sido hasta de mayor que realmente hemos podido tener una relación cercana y de amigas. También reconozco que como ellas son trillizas, lo que tienen es especial, más intenso, único…normal. Con Lucía ya han sido tías admirables pero es que ahora, con todo lo de Mateo, han sido un auténtico pilar. La relación cercana que tenemos es fruto y reflejo de la relación que he visto que ha tenido mi madre con sus hermanas. Mis tías han sido como segundas madres. Mis primos y primas como hermanos. Y eso es lo que quiero para mis hijos. Que sean un pilar el uno para el otro. Que puedan contar el uno con el otro cuando nosotros no estemos. Dicen que el primer hijo lo tienes por ti y el segundo por ellos. Y así es. En unos años, cuando pase todo, Lucía y Mateo jugarán, y como dice Lucía, “yo soy su hermana mayor y él irá a mi cole”. Todo a su tiempo Lucía…

Lucía ha pasado y está pasando por una racha dura para una niña de 3 años – 4 mañana. Desde el momento que me realizaron la fetoscopia, dejé de poder cogerla. Ella no entendía por qué su mamá no la podía coger; por qué su mamá no iba a trabajar; por qué siempre estaba tumbada en la cama o sentada en el sofá; por qué, de repente, su mamá estaba en el hospital ni por qué, tras el nacimiento de Mateo, no venían a casa…Era y es muy pequeña. Quiere entenderlo todo. Y nosotros por mucho que queríamos explicarle todo, no queríamos hablar mucho de Mateo por si acaso. No sabíamos cuál era el mejor camino para ella. Como padres, quieres evitarles el máximo dolor a tus hijos; quieres evitarles realidades demasiado crudas; quieres que no sufran. A veces, ese no es el mejor camino por racional que parezca. A nosotros nos lo dijo la psicóloga de San Juan de Dios – “contadle la verdad…en palabras que una niña de 3 años pueda entender, pero la verdad”. No quieren ser excluidos. Se enteran de todo, hasta cuando parece que no se enteran pero allí están alertos y con el oído puesto en todo. “¿Dónde está Mateo?’, me preguntó Lucía el día que me dieron el alta del hospital. “Mateo está en el hospital con los médicos para ponerse bueno” le dije yo. Ella me contesta, “vale. Yo soy su hermana mayor” Y se quedó satisfecha.

20150601_110454Nosotros hemos querido e intentado, como todo padre, que, desde el primer momento, todo sea fácil para ella; que no note nada; que no sea consciente de que su hermanito está muy malito. No ha podido ser. Es lista; es espabilada; es perspicaz; es mujer. Quiso ver a su hermanito desde el primer día. Por suerte en la UCIN de San Juan de Dios los hermanos pueden entrar a ratos y los padres las 24hrs. Lucía entró a verle, por primera vez, cuando estaba en ECMO y pese a ver a Mateo hinchado y lleno de máquinas y tubos sólo nos dijo “mamá, tiene un poco de sangre en la pierna, yo se la limpio”. Son así. Tienen su propia realidad que te ayuda a relativizarlo todo. Mateo era su hermano y no veía nada más. Nosotros teníamos nuestras dudas de dejarla entrar pero Carmen, nuestra enfermera, nos dijo “traedla, le irá bien. Le pondrá cara y cuerpo a su hermano”. Y así fue. Al día siguiente, ya lo dijo en el cole, que su «hermanito estaba malito pero que los médicos lo cuidaban”.

Como acababa de empezar el cole nuevo, el cole de los grandes, con profe nueva y amigos nuevos, también tenía que lidiar con eso. La profesora nos dijo en varias ocasiones que buscaba atención de los adultos. Que la reconocieran. Que le hicieran caso. Tenía rabietas aunque por suerte más pequeñas que las que tenía en casa. Todo síntomas habituales de celos pero acentuados por la falta de presencia en casa de sus padres; del cansancio y agotamiento que acarreaban sus padres; del vacío que había en casa por no estar Mateo; de no entender porque su hermano no era como los demás hermanos pequeños de sus amigas…

Durante el tiempo en la UCI entró varias veces. Nos aconsejaron que para evitar que su núcleo familiar fuese ella con la abuela y mamá y papá con Mateo, que los fines de semana hiciéramos la base familiar en el hospital. Primero los tres con Mateo y luego que ella viera como mamá dejaba a Mateo con papá para estar con ella. Ella venía conmigo a sacarme leche y luego íbamos a comprar “conitos y croquetas” en la cafetería. Esto se 20150722_102322hizo nuestra rutina el fin de semana y alguna tarde después del cole. La profesora nos dijo que vio mejoría en el ella y nosotros en casa también. Antes tenía unas rabietas tremendas con patadas, con lágrimas, con gritos, con mil cosas que ni ella sabía por qué. La tenía que abrazar fuerte fuerte para calmarla. Veías que sufría pero que no sabía expresarse. Tras intentar cambiarle la idea de que la dejábamos por Mateo, estas rabietas disminuyeron. Le decíamos que tenía razón; que estaba triste; que estaba enfadada con sus papás; que no pasaba nada; nosotros le decíamos que íbamos al hospital porque los médicos nos pedían que fuéramos pero que nosotros preferiríamos quedarnos con ella; que pronto estaríamos todos juntos en casa, “como una familia” añadía ella. Cuando estábamos en planta con Mateo, Alfredo y yo dormíamos allí; llegó a no quererse dormir porque sabía que yo me iba después de dormirla. Poco a poco, al integrar las ideas que nos daban, esto fue cambiando y veías que poco a poco ella iba aceptando mejor la situación. La etapa del hospital fue duro para nosotros pero para ella, para su mente de una niña de 3 años, más. Sólo espero y deseo que en unos años ni se acuerde y se quede simplemente con que su hermano estuvo en el hospital y ella iba allí a comer “conitos y croquetas”.

Nosotros pensamos que cuando estuviéramos todos en casa Lucía recuperaría esa alegría y vivacidad que le caracterizaba. Y así ha sido. Realmente se adaptó muy bien; “mamá, ya toca la cura”, me dice, o “mamá tienes que aspirarlo”…lo sabe todo. Le dice a sus amigos, “por aquí respira mi hermano y por aquí le quitamos los mocos porque él no puede”. Se crea su propia realidad. Me dijo su profe que le había dicho que su hermano ya corría…ojalá Lucía ojalá…todo a su tiempo. Al principio, Mateo no hacía mucho. Como un bebé recién nacido que llega a casa. Los hermanos normalmente no tienen celos. Total no hacen mucho y no requieren mucha atención. Ahora que ya llevamos unos meses y Mateo empieza a sentarse solo, ya come, ya hace gracias, la gente ya le hace caso…pues, como era de esperar, los celos asoman de nuevo y con Lucía, nada viene a medias tintas. Lucía es explosiva, es puro sentimiento, es todo corazón. Y por esto mismo cuando salta lo hace en toda su magnitud y esplendor. Empieza siempre por una tontería que ella magnifica y luego se bloquea y ya, luego, no hay manera de razonar. No quiere que yo duerma a Mateo, que yo le dé la cena…no quiere que mami sea de Mateo y de Lucía…quiere que sea suya. Con papá es más permisiva aunque cuando le da papitis le da bien. Ella adora a Mateo y se nota cuando habla de él, pero no entiende que requiera tanta atención. Para cambiar eso, ella hace las mismas cosas que mateo: se tumba en su cuna, se coge los pies como él, coge sus juguetes (los que eran de ella). Intentamos darle tareas…tráeme los pañales, dame la fijación y la crema…cuando quiere lo hace y cuando no pues no – y un no de Lucía es un NO….es en estos momentos cuando me saca de quicio. Nos dice “NO…porque yo soy su hermana mayor y no tengo que hacerlo” o “Mami, hazlo tu porque tú eres su madre” o “estoy ocupada mami no puedo”…

Siempre que puedo pido ayuda para orientarnos y ver qué podemos hacer. Creo que es de buen padre pedir ayuda. Uno no nace sabiendo ser buen padre y todos lo intentamos. Con Lucía lo hago porque es muy sensible y no quiero, no queremos, que esta etapa la marque. Quiero que tenga buen recuerdo de su niñez. Hubo un médico en la UCIN que me dijo que su hermana había tenido “problemas” pero que él no tiene recuerdo de una infancia difícil ni de que susIMG-20150905-WA0009 padres no tuvieran tiempo para él. Eso es lo que quiero para Lucía.

Lo bueno de la vida es que, si todo va bien, el tiempo pasa. Las etapas, pese a ser unas más largas que otras, transcurren y pasan. En unos años todo esto quedará en el recuerdo. Lucía y Mateo jugaran como dos hermanos más en el parque; Lucía llevará a Mateo a su clase por las mañana cuando les deje en el cole; Lucía le enseñará hablar cuando él pueda; se pelearán por ver la película que quiera uno u el otro; ella le querrá vestir de Frozen y el dirá que de Spiderman…pero sobre todo se tendrán uno al otro. Eso es lo que quiero para los dos. Que no olviden nunca que la sangre une más que nada. Que la sangre siempre dice la verdad. Que la sangre siempre está allí.

Lucía esto es pasajero. Ten paciencia cariño. Tu hermano te necesita y te quiere. Eres única y especial. Hoy has celebrado el cumple de tu hermano con una sonrisa pero mañana día 6 de septiembre será tú día, no te preocupes. Has tenido que vivir lo que muchos no hacen nunca pero aquí estaremos contigo para pasar cada momento y apoyarte y darte cariño en tus momentos de rabieta. Te entendemos y te queremos por ser como eres pequeñaja. Tu hermano también.

Feliz Cumpleaños a los dos.

7 comentarios el “Riña de hermanos

  1. Cristina dice:

    ¿Voy a llorar siempre con tus posts??? Mil millones de besos transoceánicos a la princesa valiente y al bebé campeón, Cristina.

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  2. Marla Singer dice:

    Conitos y croquetas, me encanta como lo has explicado. Tenéis la voluntad de hacer las cosas lo mejor posible, eso es lo que importa y SÍ serán grandes hermanos y Lucía recordará esta etapa como infancia feliz. Un beso

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  3. Almudena dice:

    Creo que ya te lo dije una vez, l@s herman@s de niñ@s con problemas de salud, discapacidades… Se hacen especiales tanto como su propio hermano. Y aquí un ejemplo. 😘😘😘😘

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  4. paola dice:

    Me emociono siempre que leo tus posts y acabo llorando !!! Lucía es una niña muy fuerte y especial como sus padres y su hermano. Lo estáis haciendo estupendamente!!!😙

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  5. Mila Alcaraz dice:

    Leerte y llorar es todo una,eres magnifica y Alfredo también,que no se me enfade, así que con esos padres tus hijos serán divinos. Dales muchas felicidades a los enanos y a ti mil besos

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